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NIÑOS Y NIÑAS CON DISCAPACIDAD FRENTE A LAS SALIDAS REGULADAS APROBADAS POR EL GOBIERNO DESDE EL 18 DE MAYO

El Perú vive el día 61 de confinamiento por la pandemia COVID-19, y en tanto la medida se hace más prolongada, puede tener efectos en la salud socioemocional de niños, niñas y adolescentes.  Al respecto; el pasado 10 de mayo se publicó el Decreto Supremo 083-2020-PCM que formaliza la salida regulada de menores de edad hasta los 14 años, desde el próximo 18 de mayo. El artículo 7 del dispositivo legal sostiene que los niños, niñas y adolescentes menores de catorce años deben salir acompañados de un adulto que resida en el mismo domicilio, por un período diario máximo de 30 minutos, en una distancia no superior a los 500 metros. Asimismo, indica que durante el paseo se deberá mantener una distancia social no menor de 2 metros.

Países como España, Italia, Bélgica y Portugal han adoptado este tipo de medidas; y hoy nuestro país se suma a esta lista en la búsqueda de atender las necesidades de la niñez; en medio de un confinamiento que busca proteger la vida y la salud de la población, pero hace cada vez más desafiante la organización y creación de rutinas en los hogares con menores de edad.

Pero ¿Cómo se percibe esta medida en hogares con niños y niñas con discapacidad? Las personas con discapacidad, en general, vienen enfrentando barreras significativas para implementar medidas de higiene frente a la pandemia. Adicionalmente, en el caso de niñas y niños con discapacidad, estos suelen tener condiciones subyacentes de salud que aumentan su riesgo de complicaciones graves.

Sobre este tema, la especialista en Educación Especial Regina Arroyo, indicó que la medida del gobierno está dada, pero será una decisión de los padres y familiares. “Para los niños, en general, es una necesidad correr y estar libre; pero no todas las casas presentan las condiciones para tener un espacio de juego. En ese sentido; el juego libre está bastante limitado, y a pesar de que las familias estructuren estos espacios, no es lo mismo”, enfatizó. Arroyo felicitó que el gobierno haya tomado medidas para atender a la niñez y aseguró que estas medidas deberían ser positivas, siempre y cuando las familias respeten las disposiciones señaladas.

Sin embargo, las familias con menores con discapacidad presentan un reto más grande, pues en muchos casos estos son usuario/as de ayudas biomecánicas como bastones, sillas de ruedas, entre otros; que los obliga a extremar las medidas de protección frente a un posible contagio del virus.  “A estas familias se les exhorta a tomar todas las precauciones de higiene y desinfección recomendadas por el gobierno; si deciden hacer uso de este tiempo, conversar, ser pacientes con sus hijo/as ante esta nueva actividad y familiarizar a los menores con el uso de mascarillas y la rutina de salida. Sin embargo, no es recomendable exponer a niños y niñas cuya condición de salud tiene muy comprometido el nivel respiratorio. Por ejemplo, menores con Síndrome de West, Wolf o Charge. Se sugiere trabajar e interactuar con ello/as en casa, propiciar un espacio de juego, crear una estructura diaria e ir adoptando las salidas de manera más lenta y progresiva”, indicó Arroyo.

Asimismo; en el caso de menores con discapacidad sensorial, el confinamiento ha desafiado a las familias. Trabajar con niños y niñas con sordoceguera y enseñarles a exponerse al mundo se logra con un perseverante trabajo por parte de lo/as educadores y las familias. A esto se suma que, para las personas con sordoceguera, el contacto y la aproximación física a los objetos es indispensable para acceder al entorno e intentar comprenderlo. Es por ello que, se recomienda resguardar a esta población, evitar salir si no es estrictamente necesario, cuidar -a través de todos los mecanismos de higiene – la relación entre el/la guía intérprete o familiar y la persona con sordoceguera; hasta que las autoridades puedan asegurar que el riesgo de contagio se ha reducido o eliminado.

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